Los cálculos renales son raros en los países en vías de desarrollo, pero frecuentes en los países desarrollados, lo que hace pensar que el modo de vida desempeña un papel importante en su formación.
La obesidad y el sobrepeso se asocian a un riesgo más elevado, del mismo modo que un nivel elevado de calcio en la orina o una orina de poco caudal.
Un cálculo renal (también llamado nefrolitiasis, litiasis renal o piedra en el riñón) es un trozo de material sólido de tamaño variable que se ha formado dentro del riñón a partir de sustancias presentes en la orina.
El cálculo puede quedar en el riñón o bien desprenderse e ir bajando a través del tracto urinario, lo que ocasiona más o menos dolor (o incluso ninguno) en función de su tamaño.
A veces se expulsan a través de la orina, pero en ocasiones pueden permanecer en los uréteres, en la vejiga o en la uretra, lo que puede ocasionar distintos síntomas: dolor (cólico nefrítico), dificultad para orinar (disuria) o aparición de sangre en la orina (hematuria). Se estima que el 10% de los hombres y el 6% de las mujeres desarrollan un cálculo renal en el transcurso de su vida.
El espacio entre las dos reapariciones rondaba una media de 3 años y medio. Los cálculos son agregados sólidos de minerales disueltos, casi siempre compuestos de oxalato de calcio. Se presentan de dos formas: whewellita y weddellita.
La whewellita es un oxalato de calcio monohidratado, mientras que la weddellita es un oxalato de calcio deshidratado. También se encuentran cálculos con base de fosfatos de calcio (carbapatita, brushita) y ácido úrico.
La mayor parte de los cálculos se forman en los riñones. Una parte desciende a la uretra antes de ser expulsada por las vías naturales, lo que ocurre en general en el caso de cálculos inferiores a 5 mm.
Equilibrio ácido-base y pH de la orina, una noción importante
El pH indica el grado acidez o alcalinidad de la orina y se mide fácilmente con la ayuda de tiras de ensayo. Se debe medir empapando la tira para que reaccione en la primera orina de la mañana, pero no en el inicio de la micción, sino transcurridos unos segundos.
Un pH bajo (inferior a 6) es señal de que la orina es ácida, mientras que un pH elevado (superior a 7) señala que es alcalina. La alimentación ejerce una influencia muy importante sobre el pH.
Así, una dieta rica en proteínas animales tiene tendencia a disminuir el pH, ya que aumenta un subproducto de esos alimentos, el ácido úrico. Este ácido úrico deja de ser soluble cuando el pH desciende por debajo de 5,5, lo que lleva a la formación de cristales y, por lo tanto, supone un riesgo más elevado de desarrollar cálculos.
La noción de pH es indisociable a la de equilibrio ácido-base del organismo, que es un tema importante en las investigaciones de mi equipo y en nuestro trabajo de divulgación, puesto que esta cuestión afecta no sólo a la prevención de enfermedades renales, sino también a las fracturas óseas y a la preservación de la masa muscular en el envejecimiento.
La clave está en el potasio, tal como vamos a ver.
Prevenir los cálculos renales: normas generales
Beba abundante agua
Si consultamos el conjunto de datos científicos, nos damos cuenta de que las personas que beben abundante agua tienen un menor riesgo de desarrollar cálculos renales.
Así pues, ésta será la primera norma de la serie de reglas que hay que adoptar: beber como mínimo 1,5 litros de agua al día (más cantidad si vive en un país cálido y en verano).
Y si ya ha desarrollado un cálculo, puede disminuir en un 60% el riesgo de recidiva (riesgo de que reaparezca) bebiendo algo más que el 1,5 litro básico. Y es que una orina más diluida reduce la supersaturación de fosfato de calcio, de oxalato de calcio y de urato monosódico.
Asimismo, se acelera el tránsito de los elementos cristalinos por los riñones. De este modo, aconsejo a las personas con riesgo que beban como mínimo 2 litros de agua al día, o que traten de alcanzar un volumen urinario superior a los 2,5 litros al día (que da cuenta del agua bebida pero también del agua que contienen los alimentos). Hay que estar particularmente alerta cuando hace calor.
Dieta rica en verduras, sin exceso de proteínas animales y con suficiente calcio
Según parece (ya que no todos los estudios coinciden), comer carne y pescado con moderación y cantidades importantes de fruta y verdura hace disminuir en conjunto el riesgo de desarrollar un cálculo renal. Se trata de reducir la producción de ácido úrico y evitar un pH urinario demasiado bajo.
Aconsejo no consumir más de 200 gramos de carne, pescado, o embutido al día, y menos si es posible. También que no falte el calcio alimentario, es decir, consumir como mínimo 500 mg al día, aunque lo idóneo serían 700 mg o más.
El calcio forma complejos con el oxalato en el tubo digestivo y, por lo tanto, puede reducir el riesgo de encontrar oxalato en el riñón o la orina. Entre los alimentos ricos en calcio se encuentran las verduras crucíferas (col, rábano, nabo, por ejemplo) o incluso las judías y el agua mineral son buenas fuentes de calcio.
Cuanto más calor, más cálculos
Si siempre bebiera la misma cantidad de agua, cuanto más calor hiciera, menos orina produciría. Esto debería incitar a las personas en riesgo a beber más cuando la temperatura aumenta.
El color de la orina es también un buen indicador de la hidratación del organismo y debería ser amarillo pálido.
Cuidado: si tiene tendencia a desarrollar cálculos de fosfato de calcio, deberá evitar consumir demasiado calcio (no hay que superar los 700 mg de calcio alimentario al día de media).
Consejos concretos si ya ha desarrollado un cálculo
Si ya ha tenido un cálculo, ya conocerá su composición, pero si no la supiera, pídasela al médico o solicite ver su historial clínico.
Los consejos que siguen son específicos para los principales tipos de cálculos según su composición. Acuda a su médico si entran en contradicción con los consejos que él le haya dado.
Cálculos de oxalato de calcio monohidratado
El consejo habitual es que no falte el calcio alimentario, incluso aumentar su aportación. Los estudios de observación nos indican que las personas que consumen poco calcio alimentario corren más riesgo de desarrollar cálculos.
En un estudio controlado, se solicitó a un grupo de pacientes que ya había tenido un cálculo que siguiera una dieta optimizada, aportando 1.200 mg de calcio al día, mientras el otro grupo seguía una dieta pobre en calcio. Hubo más recaídas en este último grupo. A pesar de todo, ningún estudio ha evaluado lo que ocurre si la única variable alimentaria que se modifica es el nivel de calcio.
Los cálculos de oxalato de calcio se pueden controlar con una dieta rica en citrato, que aumenta el pH de la orina. Los citratos disminuyen la supersaturación de las sales de calcio e inhiben la cristalización. Entre los alimentos ricos en citrato están los cítricos (y sus zumos), pero también las bayas.
También se pueden tomar suplementos de citrato de potasio (o de bicarbonato de potasio) asegurándose previamente de que no se tiene la función renal alterada. Si toma complementos, por ejemplo de citrato o de bicarbonato de potasio, o si sigue una dieta vegetariana (alcalinizante), le aconsejo que se controle el pH de la orina para evitar la cristalización de cálculos de fosfato de calcio.
Y es que la solubilidad del fosfato de calcio disminuye con fuerza cuando el pH es superior a 6,0. Estos precipitados de fosfato de calcio pueden agregar los cristales de oxalato de calcio. Los alimentos ricos en oxalato pueden favorecer la formación de cálculos de oxalato de calcio monohidratado.
Sin embargo, cada persona reacciona de modo diferente y la contribución del oxalato procedente de los alimentos en el contenido de oxalato de la orina varía según las personas entre un 10 y un 50%. Hay muchísimos alimentos que contienen oxalato.
BEBIDAS
• Bebidas y yogures de soja
• Cacao
• Café instantáneo
• Chocolate a la taza
• Cerveza negra
• Leche con cacao
• Té negro
• Zumo a base de frutas ricas en oxalato
FRUTOS SECOS, SEMILLAS
• Nuez, almendra, anacardo, avellana
• Semillas de sésamo
• Tahina (crema de sésamo)
FRUTAS
• Arándanos
• Cáscara de limón
• Frambuesas
• Grano de saúco
• Grosellas
• Higos
• Kiwis
• Mandarina
• Moras
• Piel de naranja
• Ruibarbo
• Uva
CEREALES y SIMILARES
• Amaranto
• Cereales integrales
• Germen de trigo
• Salvado de trigo
• Trigo sarraceno
Cómo decidir qué alimentos tomar
Se considera que el ruibarbo, las espinacas, la remolacha, las nueces, el chocolate, el té, el café, el perejil, el apio y el salvado de trigo son los alimentos que más contribuyen al contenido de oxalato en la orina, por lo que hay que ser prudentes si ya se es propenso.
Dicho esto, no todos los alimentos tienen el mismo efecto; así, por ejemplo, el té negro aumenta la excreción de oxalato en torno al 8%, mientras que este aumento alcanza el 300% en el caso de las espinacas y el 400% en el del ruibarbo.
Por lo tanto, si bebe dos tazas de té negro al día, esto no debería afectar en absoluto al riesgo de desarrollar un cálculo. De hecho, cuando se toma un alimento que contiene oxalato, la cantidad encontrada en la orina (oxaluria) depende de numerosos parámetros, como la cantidad de calcio del alimento o la proporción de oxalato soluble.
Parece que los alimentos ricos en calcio dan menos problemas.
CONSEJO IMPORTANTE:
Antes de seguir una dieta pobre en oxalato, hay que sopesar bien las consecuencias con la ayuda de un médico o de un dietista-nutricionista.
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Por ejemplo, numerosas frutas y verduras contienen oxalato, de ahí la tentación de reducirlas mucho o incluso de llegar a eliminarlas.
En un estudio, los investigadores eliminaron estos alimentos en voluntarios sanos y constataron que una dieta así disminuye la excreción de oxalato por la orina, pero también, lo que es preocupante, de potasio, magnesio y citrato, y aumenta a la vez la excreción de calcio y de amonio.
Al contrario, al reintroducir la fruta y la verdura en un grupo de pacientes que las habían eliminado porque ya habían tenido un cálculo, estos pacientes no excretaron suficiente citrato. La reintroducción de fruta y verdura implicó un aumento del volumen de orina, del pH, del potasio urinario, del magnesio urinario y del citrato urinario, pero disminuyó la excreción de amonio.
No hubo aumento del nivel de oxalato en la orina.
Conclusión: Los beneficios de la fruta y la verdura para prevenir los cálculos renales pueden acabar siendo muy superiores a los inconvenientes que supone su contenido de oxalato.
Se debe saber también que podemos reducir el contenido en oxalato de un alimento de diferentes formas, por ejemplo, mediante la germinación, el remojo o preparándolo hervido. Por ejemplo, el ñame hervido pierde entre un 40 y un 50% de su contenido en oxalato, mientras que la cocción al vapor sólo elimina entre el 20 y el 25%, y la cocción al horno entre el 12 y el 15%.
El problema de hervir es que también se pierden más vitaminas y minerales. El blanqueado de los alimentos (un procedimiento que consiste en semicocinar alimentos tras sumergirlos en agua hirviendo, que después se terminarán de cocinar mediante otro método) que se utiliza para congelar las verduras, también elimina el oxalato, y la fermentación también es una buena manera de disminuir el contenido en oxalato de un alimento.
Asimismo se puede reducir la absorción de oxalato tomando magnesio, un mineral que tiene, como el calcio, la propiedad de "secuestrar” el oxalato en el intestino.
Cálculos de oxalato de calcio deshidratado
Estos cálculos se asocian a una eliminación elevada de calcio (calciuria) por la orina, a una falta de citrato y de fitato en la alimentación y a veces a un pH de la orina superior a 6.
Se elimina mucho calcio por la orina cuando se sigue una dieta rica en sal y proteínas animales, por lo que los especialistas aconsejan reducirlas.