La glándula endocrina desempeña un papel importante en funciones como el metabolismo de las grasas, la producción de calor o los estados emocionales. La producción excesiva de estas hormonas desencadena toda una serie de alteraciones metabólicas que pueden producir trastornos más o menos graves para la salud.
El hipertiroidismo es una enfermedad caracterizada por la presencia de concentraciones elevadas de las hormonas tiroideas libres en sangre. Puede deberse a un aumento de la síntesis y secreción de estas hormonas desde la glándula tiroides, o bien simplemente a una liberación excesiva de hormona tiroidea por parte de dicha glándula.
Como consecuencia de ello, el organismo sufre diversos trastornos como pérdida de peso, nerviosismo, taquicardia, problemas gastrointestinales, intolerancia al calor, pelo fino y quebradizo, insomnio y ansiedad, alteraciones menstruales o exoftalmos (protusión o salida de los globos oculares hacia afuera: "ojos saltones"), entre otros.
Las causas más frecuentes incluyen la enfermedad de Graves (proceso autoinmune que afecta mayoritariamente a niñas adolescentes y que es responsable del 80% de los casos de hipertiroidismo), la secreción inadecuada de la hormona estimulante del tiroides (TSH), la ingesta excesiva de yodo, enfermedades inflamatorias de la glándula tiroides (tiroiditis), o incluso puede ser producido por fármacos y tumores ováricos o testiculares.
El hipertiroidismo se halla con mucha más frecuencia en mujeres (2%) que en hombres (0,2%) y la prevalencia de esta patología aumenta con la edad; en la población geriátrica el hipertiroidismo subclínico puede llegar al 4,6%. Anualmente, unas 40 personas de cada 100.000 son diagnosticadas de enfermedad de Graves y un tercio de los pacientes tienen menos de 35 años.
Su tratamiento depende de la causa y de la gravedad de los síntomas. Puede abarcar desde el uso de medicamentos anti-tiroideos como propitiouracilo o metimazol (disminuyen la síntesis de hormonas tiroideas), a los betabloqueantes o el yodo radioactivo, que tiene la capacidad de destruir la tiroides y detener la producción excesiva de hormonas.
La cirugía es otra alternativa terapéutica, sobre todo si no hay respuesta a las medidas previas o si el crecimiento de la glándula comprime alguna de las estructuras adyacentes, como la vía respiratoria.
Recomendaciones generales
Las recomendaciones dietéticas destinadas a personas con hipertiroidismo se basan en una dieta equilibrada con abundantes nutrientes.
Se debe consumir una dieta rica en calorías en forma de comidas pequeñas y frecuentes, para compensar el incremento del metabolismo. Ciertos pacientes con deficiencia nutricional necesitarán un aporte adicional de proteínas.
Alimentos beneficiosos
La dieta debe incluir mayores cantidades de alimentos ricos en nutrientes como:
- Verduras crucíferas como el brócoli, los nabos, la coliflor o la col ayudan a reducir la producción de hormonas tiroideas.
- El arroz integral, los frutos secos y las semillas en grano son ricos en minerales como el zinc, muy importante para el organismo. Las reservas de ese mismo mineral tienden a vaciarse con el hipertiroidismo.
- Los lácteos son perfectos ya que son ricos en calcio, proteínas y grasas. Sirven para compensar todas las pérdidas de nutrientes causadas por la enfermedad.
- Frutas y hortalizas frescas que actúan como antioxidantes para compensar la falta de nutrientes.
- Los cacahuetes y los piñones son muy recomendables ya que inhiben la producción de tiroxina.
Alimentos inadecuados
En los casos de hipertiroidismo, se debe evitar todo alimento rico en yodo, la sal yodada, la cafeína y otros estimulantes.
En general, se deberían evitar los siguientes alimentos, ya que estimulan la producción de hormonas en la tiroides:
- Las algas marinas contienen mucho yodo, especialmente el Fucus Vesiculosus.
- El marisco, pues es de los alimentos de origen animal, más ricos en yodo.
- Hierbas o especies que deberían evitarse: el hinojo, hisopo, hiedra terrestre, ginseng y la canela.
Complementos alimenticios
En el tratamiento de esta enfermedad, además de la ayuda de la dieta también los complementos alimenticios pueden resultar interesantes.
- Vitamina A, C, E, Selenio y Zinc. Los pacientes con hipertiroidismo muestran un estado antioxidante bajo; y estas vitaminas A, C y E junto a los minerales selenio y zinc los protegen de esta oxidación.
- Calcio. El exceso de hormona tiroidea interfiere con la capacidad del organismo de incorporar calcio en los huesos. Como consecuencia, puede haber tendencia a la descalcificación y osteoporosis, siendo conveniente aumentar el aporte de calcio en esos pacientes.
- L-carnitina. Es un nutriente ubicuo en los tejidos; limita la actividad de la glándula tiroidea.
- Coenzima Q-10. Mejora la función cardíaca.
- La concentración en sangre de esta coenzima es baja en los adultos y en los niños con hipertiroidismo.
- Los suplementos de coenzima Q-10 presentan grandes beneficios en los cuadros crónicos y no corregidos de hipertiroidismo, así como en los pacientes que sufren simultáneamente cardiopatía e hipertiroidismo.
- Además, las plantas como la menta de lobo, la melisa y el litospermo son plantas medicinales que bloquean los receptores de la hormona estimulante del tiroides.