Pesadez en las piernas, sensación de cansancio, calor, hinchazón, hormigueos… son molestias que pueden aparecer en cualquier momento del año, pero es en los meses de calor cuando se sufren más estos síntomas en nuestras extremidades inferiores.
La mayoría de las dolencias que padecemos en esta parte del cuerpo están vinculadas a la mala circulación del torrente sanguíneo.
Piensa que se trata de una zona en la que la sangre tiene que ser impulsada hacia el corazón desafiando los efectos de la gravedad y, si por diversos factores, las paredes de las venas se vuelven débiles, la sangre comienza a acumularse en ellas y comenzamos a sufrir síntomas como pesadez, hormigueo o calambres o algo peor como las varices o las dilataciones de las venas.
Debido a las variaciones que experimentan en sus niveles hormonales son las mujeres quienes las sufren en mayor número, afectadas también por el síndrome premenstrual, el embarazo, la menopausia o la toma de anticonceptivos.
La dieta también influye
Controlar lo que se come es una de las primeras medidas que se deben tomar, puesto que algunos alimentos nos hacen acumular líquidos, mientras que otros son más propensos a favorecer la eliminación de éstos.
En el primer grupo encontramos los alimentos ricos en sodio, y entre ellos, la sal, culpable de muchos de los casos de retención de líquidos. Tampoco conviene excederse con el consumo de platos precocinados, condimentos o salsas picantes.
En cuanto a los que son más diuréticos cabe destacar el efecto de las frutas, verduras y hortalizas frescas que contienen flavonoides, componentes con acción vasoprotectora.
Buenos hábitos
- Sol sí, pero con moderación: No lo tomes en las horas de más incidencia (entre las once y las cuatro de la tarde), las altas temperaturas favorecen la hinchazón y la mala circulación.
- Haz ejercicio regular: las largas caminatas, a buen ritmo, mantendrán en forma tus extremidades y activarán tu sistema circulatorio. La natación también te ayudará a mejorar el estado de tus extremidades.
- ¡Que no falte agua!: para que todo funcione, bebe cada poco tiempo hasta llegar al litro y medio diario. Incluye en tu dieta alimentos ricos en agua (frutas, verduras, sopas…)
- Piernas en alto: Es el remedio más rápido y eficaz para aliviar su dolor. Túmbate y sube las piernas. Permanece un rato relajada en esa posición. Después, muévelas y haz un poco de bicicleta en el aire.
- Revivirán. Al dormir, intenta mantenerlas algo elevadas, con ayuda de un cojín, mejorarás el retorno de la sangre.
- Ducha recuperadora: alterna los chorros de agua caliente con fría sobre tus piernas, aplicada de abajo hacia arriba, para estimular la circulación.
Hábitos que no ayudan
- Tener un trabajo sedentario o pasar muchas horas sentado.
- Estar durante un largo periodo de tiempo de pie.
- No cuidar tu alimentación o sufrir sobrepeso.
- Utilizar prendas muy apretadas o ajustadas, tacones muy altos o demasiado bajos.
- La falta de ejercicio.
- Tener las piernas cruzadas de forma continua.